lunes, 23 de mayo de 2011
Un día le pregunté a mi conciencia: ¿Por qué no puedo sacarlo de mi mente? Y ella no respondió. Lo olvidé al tiempo, pero luego, cuando me dejó, le pregunté: ¿Por qué es tan imprescindible? Mi conciencia sólo callaba, expectante a más preguntas. Otro día, discutimos. Y yo le pregunté: ¿Por qué me siento tan mal al discutir con él? Y mi conciencia respondió: "No tienes que preguntarme a mi, ya no me utilizas a mí, piensas con el corazón." Confundida, sólo me quedé en silencio. Horas después le pregunté a mi corazón: ¿Por qué no puedo estar sin él? A lo que éste respondió, inquieto, alegre: "No puedes estar sin él porque dependen él uno del otro. Tuviste que acudir a mí desde un principio, desde que le conociste no piensas con lógica, sólo piensas por él y para él. Piensas en ustedes dos."
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