Señor, Dios nuestro y querido Padre celestial, a ti tornamos nuestro corazón, porque tú conoces todas nuestras necesidades. A ti nos dirigimos, porque tu ayuda está siempre ahí, cuando nuestra capacidad ha llegado a un límite extremo. Tú nos has dado sendas que podemos seguir con alegría porque tenemos al Señor; su autoridad y reinado nos hacen felices. Alabado sea tu nombre en todo momento. Que tu ayuda nos acompañe siempre y, así, ser hijos tuyos para la gloria de tu nombre aquí en la tierra. Amén.
jueves, 29 de marzo de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario