jueves, 25 de febrero de 2016

He salido con varias personas, pero nunca nada como esto.

Al principio puede que no sea obvio que la persona que tienes ante ti es la indicada, y está bien. Me parece que las cosas más increíbles en la vida siempre llegan como una sorpresa, como algo inesperado que se presenta ante tus manos abiertas, como algo que muchas veces no podemos definir desde el principio y que por esa misma razón te llena de curiosidad.
Los primeros meses pueda que siga sin ser evidente pero no siento que sea algo negativo. De hecho, creo que la espera le da un sabor diferente a este encuentro que es único en la vida. Cuando digo único me refiero a que es algo muy diferente a todo lo que hayas experimentado antes, no necesariamente a que esta sea la única persona con la que puedas vivir esta experiencia. Sí, soy de esas mujeres que creen que se puede amar más de una vez y que se puede construir más de un solo mundo a lo largo de las décadas, sin embargo, hoy estás aquí y tienes a este hombre ante ti y sabes que es él.
Lo sabes con una certidumbre total, casi final y es como si algo en él te hablara en lenguajes antiguos y desconocidos. Las palmas de sus manos nunca se esconden y puedes ver con claridad que hay algo más allí. Como un secreto escondido que te esperaba desde hace años. Cuando comprendes las líneas de sus palmas es como si de pronto pudieras leer todo a tu alrededor: una promesa escondida que se encuentra en cada una de sus sonrisas, de sus miradas, en cada una de sus promesas, en cada uno de sus gestos.
Cuando encuentras a tu compañero de vida encuentras a alguien con quien puedes compartir hasta las cosas más pequeñas de la vida. Puede que a lo largo de los años hayas salido con varias personas, puede incluso que hayas tenido novios y novios a los que consideraste importante, sin embargo, esto es completamente diferente. Un compañero de vida es alguien que sabes que te apoyará sin importar lo que pase, que querrá estar a tu lado incluso en los peores momentos, especialmente en esos momentos en los que nadie te responda el teléfono y en lo que nadie quiera correr a tu ayuda. Él estará ahí para tomar tu mano cuando tiemble porque sabe que tú lo cobijarás con tus brazos cuando algunos días llegue a casa sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros.
Un compañero de vida es alguien a quien le puedes mostrar cada parte de ti misma sin miedo. Puedes hablar por horas sin tener que ser demasiado cuidadosa a la hora de escoger tus palabras simplemente porque no te asusta ser juzgada. Un compañero es alguien con quien puedes hacer planes para el futuro y también alguien con quien puedes disfrutar de la espontaneidad de una aventura. Cuando lo encuentras sientes que ya no tienes que caminar sola, que ya no tienes que preocuparte de todo sola, que ya no tienes que preguntarte cómo lograrás hacerlo todo. No es que con otras personas no hayas vivido lo mismo, es simplemente que nunca estuviste con alguien que te diera tanta confianza, con alguien a quien le creyeras tan ciegamente, con alguien con quien te sintieses protegida. Porque aunque puedes hacerlo todo tú sola y eres muy capaz e independiente, tener a alguien a tu lado que esté dispuesto a todo cambia las cosas completamente.

sábado, 20 de febrero de 2016

Can I tell you a secret? You don’t have to be in a relationship. 

I mean it. I know they force it down your throat until you choke on it. Girls aren’t pretty unless they’re wanted. Boys aren’t men unless they’re having sex with someone. People aren’t lovable until they’re dating someone. 

But a relationship won’t always make you happy, and as wonderful as romance is, it isn’t the only love that exists. I have seen friendships that are deeper and more pure than couples who swear it’s forever - and yet the friendship is the one people ignore. 

I have heard so often “nobody loves me” out of the mouths of people who are single. And it kills me because if you ask them: where are your parents, your teachers, your classmates, your pets - they say, yes, okay, but it doesn’t count. Of course it counts, love doesn’t diminish just because someone doesn’t want to have sex with you. In fact, doesn’t it sort of make that love more real that they want nothing - not even a date - out of you?

It is pretty to be in love. It’s magical, I’m sure. But it’s also wonderful to stop for ice cream in your prom dress with six other girls. It’s also wonderful to go visit the world with nothing but a bunch of buddies who are really excited about learning. 

The problem is: we’ve made everything about “the one”. But maybe “the one” is just you, loving yourself, having fun, and being happy. Maybe instead of looking for our other halves, we should be piecing ourselves together.

Maybe I wasn’t born unfinished. Maybe I am the one who makes myself better.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Necesito un amante, no me refiero a la clase de amantes que engañan a su pareja y se esconden del mundo a la hora de amarse; yo hablo de aquel amante que te saca de la rutina y te hace olvidar el mundo donde vives por un momento, llevándote a otro donde sólo tú y él entienden el silencio que emana de sus corazones.
Ese amante que no niega su amor ante el mundo, un amor que no se puede ocultar y que se manifiesta con palabras y actos desbordados de amor.
Necesito esa clase amante que se vuelve en tu cómplice, el cómplice perfecto que entienda mis locuras, pero que al mismo tiempo sacuda mis pensamientos haciendo mis pasos más firmes; necesito esa clase de amante que interrumpe mi comodidad, desacomodando mi ajetreada agenda,aquel cómplice que arruina mis planes para hacer otros espontáneamente perfectos y  únicos a su lado.
Necesito esa clase de amante que se convierta en todo aquello que no esperaba, pero que es justo lo que necesito, no más ni menos, sólo lo suficiente para disfrutar aún más de la vida a su lado. Ese amante que sabe cómo hacerme sonreír aunque por dentro sienta morir.
Necesito un cómplice que  conozca lo malo de mí y aún así no le de miedo quedarse.
Necesito un amante que me enseñe a ver lo que no veo de mí y me desafíe a ser mejor, que no tenga miedo de enfrentarme a mis temores y vencerlos juntos.
Ese amante que sabe que no soy perfecta, pero que ama lo que soy, ese cómplice que  necesite a alguien como yo, con miedos, dudas, éxitos y fracasos,  con ilusiones y desilusiones; pero sobre todo con el deseo de ser feliz a su lado llena de amor sólo por él.
Es necesario esa clase de amante que se vuelve cómplice en mis locuras, mis aventuras, mis secretos, mis temores, mis sueños,  en todo lo que soy hago y deshago en mi vida.
El amante que terminará siendo el amor de mi vida, el hombre de mis sueños, el compañero de mi vida, con el que duerma cada noche, sin temor a nada, en mi vida  necesito un amante como TÚ; con tu nombre y todo lo que eres por dentro.

Eres tú el amante que quiero en mi vida.

sábado, 13 de febrero de 2016

No eran novios... No iban a serlo nunca.

Compartían sus vivencias, compartían sus derrotas y logros, les encantaba compartir todo, incluso y sobre todo, las noches en la misma cama… No eran novios, y no iban a serlo nunca.
No eran novios y jamás iban a serlo, no por falta de ganas, tenían el mismo interés pero no al mismo tiempo.
Él era más desenfadado, sin presiones, sin ataduras, se creía libre, y pese a que siempre acudía a ella, también lo hacía con otras, fiestas, noches, flores, siempre flores diferentes aunque pasara siempre a saludar en la mañana, él era su primer saludo en la mañana ,con él era su primer sorbo de café, pero siempre había más, muchas más.
Ella, sobria, madura, constante, amante de lo estable. Siempre enfadada con ella misma por conformase con lo que no deseaba, lo amaba, pero sabía que no era reciproco, lo de él era carne, pasión costumbre. Muchas veces intentó terminar, pero él siempre lograba regresar, la besaba con tal paciencia, gracia y delicadeza que siempre la convencía, y siempre volvía.
Muchos meses, ella espero que él le pudiera enseñar esa manera que tenía de amar, pero ella jamás aprendió, decidió dejar de forzar lo que jamás iba a lograr, ella, no podía “amar como él” ese amor loco, esporádico, espontaneo, intermitente, ese amor a medias o a pedacitos no iría jamás con su estilo de entregarse completa. Entonces fue así que termino con la aventura. Esta vez para siempre.
Él, se despidió con un dulce beso, como de costumbre, ella, le dijo un dulce “hasta nunca”, como siempre pasa, ella tuvo momentos en que quiso flaquear,  quiso que sus mensajes de nuevo llegaran a altas horas de la madrugada, quería que llegara de una fiesta para rematar en sus brazos, pero fue más fuerte que el deseo, ella logró superar a la costumbre y evito todo contacto, por primera vez, sabía que ese “hasta nunca” sería real, que no lo volvería a abrazar.
Por su parte, él, volvió a llamar, volvió a “textear”, pero ella ya no estaba, por primera vez él sintió el rígido golpe de su ausencia, quiso buscarla en otras mujeres pero sabía que ella no era, que ella no estaba.
El destino juega rudo y después de varios meses los junto de nuevo, él, tenía melancolía en la mirada, quería correr a abrazar, para pedirle que no  lo dejara, ella, temblaba de nervios, llena de adrenalina, sabía perfectamente que no podía echar a la borda todo lo que en su momento sintió por él, pero no dejo que la superara,se tragó toda emoción y beso a quien ahora llevaba del brazo, pues ella, encontró un verdadero a mor a su medida, por fin dejo que el mundo la sorprendiera con caricias y unas manos que embonaban perfecto no solo con su cuerpo, sino también con su alma… él por primera vez supo el sabor del olvido, de la pérdida, por primera vez se dio cuenta que lo que en verdad quería y necesitaba, ahora si lo había perdido para siempre…
Él, mando un mensaje más, en el cual le decía que la echaba de menos, que no sabía que él podía llegar a sentir eso que siente por ella, que si ella lo pidiese, regresaría a darle lo que de verdad merece, lo que debió dar desde el principio, dijo, que la querría siempre, y la esperaría siempre…
Ella, se limitó a no contestar….

lunes, 8 de febrero de 2016

Aunque la mayoría de los momentos juntos han sido increíbles, repletos de toneladas de risas y felicidad, aún recuerdo aquella tarde en la que mirándome a los ojos y sin sonrisa alguna, besaste mi mano y dijiste: "Encontrarás a alguien que te quiera más que yo".
¿Qué insinúas? ¿Qué lo que sientes por mí, no es suficiente? ¿Que no me quieres?
Pues, ya llegó el momento en el que creo encontrar ese alguien, y no quiero quedarme contigo, no me quiero quedar con algo a medias.