Compartían sus vivencias, compartían sus derrotas y logros, les encantaba compartir todo, incluso y sobre todo, las noches en la misma cama… No eran novios, y no iban a serlo nunca.
No eran novios y jamás iban a serlo, no por falta de ganas, tenían el mismo interés pero no al mismo tiempo.
Él era más desenfadado, sin presiones, sin ataduras, se creía libre, y pese a que siempre acudía a ella, también lo hacía con otras, fiestas, noches, flores, siempre flores diferentes aunque pasara siempre a saludar en la mañana, él era su primer saludo en la mañana ,con él era su primer sorbo de café, pero siempre había más, muchas más.
Ella, sobria, madura, constante, amante de lo estable. Siempre enfadada con ella misma por conformase con lo que no deseaba, lo amaba, pero sabía que no era reciproco, lo de él era carne, pasión costumbre. Muchas veces intentó terminar, pero él siempre lograba regresar, la besaba con tal paciencia, gracia y delicadeza que siempre la convencía, y siempre volvía.
Muchos meses, ella espero que él le pudiera enseñar esa manera que tenía de amar, pero ella jamás aprendió, decidió dejar de forzar lo que jamás iba a lograr, ella, no podía “amar como él” ese amor loco, esporádico, espontaneo, intermitente, ese amor a medias o a pedacitos no iría jamás con su estilo de entregarse completa. Entonces fue así que termino con la aventura. Esta vez para siempre.
Él, se despidió con un dulce beso, como de costumbre, ella, le dijo un dulce “hasta nunca”, como siempre pasa, ella tuvo momentos en que quiso flaquear, quiso que sus mensajes de nuevo llegaran a altas horas de la madrugada, quería que llegara de una fiesta para rematar en sus brazos, pero fue más fuerte que el deseo, ella logró superar a la costumbre y evito todo contacto, por primera vez, sabía que ese “hasta nunca” sería real, que no lo volvería a abrazar.
Por su parte, él, volvió a llamar, volvió a “textear”, pero ella ya no estaba, por primera vez él sintió el rígido golpe de su ausencia, quiso buscarla en otras mujeres pero sabía que ella no era, que ella no estaba.
El destino juega rudo y después de varios meses los junto de nuevo, él, tenía melancolía en la mirada, quería correr a abrazar, para pedirle que no lo dejara, ella, temblaba de nervios, llena de adrenalina, sabía perfectamente que no podía echar a la borda todo lo que en su momento sintió por él, pero no dejo que la superara,se tragó toda emoción y beso a quien ahora llevaba del brazo, pues ella, encontró un verdadero a mor a su medida, por fin dejo que el mundo la sorprendiera con caricias y unas manos que embonaban perfecto no solo con su cuerpo, sino también con su alma… él por primera vez supo el sabor del olvido, de la pérdida, por primera vez se dio cuenta que lo que en verdad quería y necesitaba, ahora si lo había perdido para siempre…
Él, mando un mensaje más, en el cual le decía que la echaba de menos, que no sabía que él podía llegar a sentir eso que siente por ella, que si ella lo pidiese, regresaría a darle lo que de verdad merece, lo que debió dar desde el principio, dijo, que la querría siempre, y la esperaría siempre…
Ella, se limitó a no contestar….
No hay comentarios:
Publicar un comentario