En una tarde cualquiera en un viejo centro comercial...

-Papi, ¡mira! ¿te gusta ese vestido?

-Si hija, está lindo, ¿por qué?

-Siempre he querido uno así, para algún cumpleaños...

¡Mira! Ese otro me encanta...

El padre se sienta en una silla y con sus manos en la cabeza se le comienzan a salir las lágrimas...

-¿Qué pasa papi? ¿Por qué lloras?

-Estoy triste, me siento terrible por no poder tener el dinero suficiente para comprarte los vestidos y lo que desees. Me siento el peor padre del mundo...

-¿Cómo vas a decir eso? ¡Tú eres el mejor padre del mundo! Y no necesito ningún vestido, ven, acompáñame...

La hija lo toma de la mano y van caminando hasta llegar a una pequeña cafetería.

-¿Recuerdas este lugar?

-Como olvidarlo...

-¿Ves? No eres el peor padre del mundo... Eres el mejor, junto a ti, en éste lugar, pase varios de los mejores momentos de mi vida. Que jamás cambiaría por nada en el mundo

Al padre se le salen las lágrimas nuevamente...

-No sé si yo sea el mejor padre, pero tú si eres la mejor hija de todas.