Me encanta cuando los besos se ponen tan intensos que acaban pegados el uno al otro, ya que, literalmente, no pueden estar más cerca. Esa es mi cosa favorita. O cuando no están pensando en nada y se dan besos descuidados y se topan con una boca llena de dientes. Me encanta cuando consiguen una vía fácil hacia el cuello y besan tan fuerte cuando se supone que debería ser suave, pero terminan siendo estrellados contra la pared. Me gusta cuando las cosas se ponen calientes y ambos están literalmente jadeando porque ya no pueden recuperar el aliento.
jueves, 30 de junio de 2016
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