Tengo la convicción de que todas las personas que pasan por nuestra vida, nos dejan alguna enseñanza. Termine bien o mal, aquellos que se cruzan en nuestro camino siempre logran dejarnos algún aprendizaje con el cual adquirir más conocimiento para sobrellevar el resto de nuestra vida. Con Christopher aprendí muchas cosas, el apoyo incondicional fue una de ellas. Cuando pasó el accidente de suertudo, él estuvo al teléfono escuchándome llorar durante horas, estaba pendiente de su progreso y de cómo iba todo. Cuando publiqué sobre mi operación, él fue la primera persona que me escribió sobre qué me había sucedido y porqué no le había comentado nada sabiendo que estaba allí para mí. Así mismo en cada momento de mi vida no ha sido más que un aporte positivo y enriquecedor. De él también aprendí que de los malos comentarios nadie se escapa.
No importa lo bueno que seas en la vida ni cuánta gente ayudes, al final siempre habrá gente mala, envidiosa, que querrá lastimarte. ¿La buena noticia? También hay gente buena de corazón.
De Christopher incluso aprendí el amor al trabajo. Cuando él me llamó en Diciembre para comenzar a trabajar estaba muy aterrada, me sentía incapaz, ¿y si me equivoco? ¿y si no me gusta lo que hago? Con él simplemente di un salto al vacío sin saber que realmente me estaba ayudando. El trabajo no lo veía como trabajo, sino como algo divertido, me encantaba conectarme y estar en línea y el dinero de mi sueldo fue para pagar mi último trimestre de universidad y medicinas que mami iba necesitando.
Agradezco tanto que todos estos aportes hayan sido positivos y espero que no termine aquí, que vengan muchas cosas más buenas para ambos, porque al que obra bien, le va bien.
Feliz viaje Christopher, te deseo lo mejor.
viernes, 7 de junio de 2019
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