Cada vez que cruzas la puerta para irte muero de miedo, miedo de que encuentres a otra mucho mejor que yo, a alguien que en verdad te merezca, a alguien que te haga mucho más feliz que yo, pero en vez de eso, siempre vuelves diciéndome cosas hermosas, abrazándome y haciendo que me sienta mejor conmigo misma… Cada vez que siento esas inseguridades crecer en mi piel, cierro los ojos con fuerza y me acuerdo de aquel día donde me dijiste que jamás, jamás me querías perder.
lunes, 23 de mayo de 2011
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