miércoles, 28 de julio de 2010
Se le habían congelado los labios, en realidad todos los músculos, porque aunque estaba deseándolo con todas sus fuerzas, no era capaz de hacer funcionar los músculos que harían que de sus labios, saliesen las palabras para que él se quedase a pasar la noche y calentase sus sueños. Así que estaba allí parada esperando a que, contra toda probabilidad y conexión psíquica, él lo dijese por ella.
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