martes, 26 de octubre de 2010

Después de tanto pensar, me terminé dando cuenta quejugar al amor es algo así como jugar al P a c m a n . Todos estamos perdidos en nuestro laberinto emocional. Parás en una esquina y te encontrás con un fantasma. Tratás de alejarte. Te vas corriendo hasta la otra punta pero igual te persigue. Entonces, al final, de nada sirve salir corriendo. Ni raparte la cabeza para que no te reconozcan. Ni recorrer todos los rincones en busca de una señal. Tampoco te sirve conocer otros lugares ni cambiar el color de la pantalla. Y como si el panorama no fuera lo suficiente desalentador, lo peor de todo es que hay que pasar como 50 niveles para que finalmente a Ms. Pacman y Mr. Pacman se les de la gana de encontrarse. Y eso con suerte, porque por ahí vos te cansaste antes y te ponés a jugar al t e t r i s, o peor, te conformás con el b u s c a m i n a s.

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