domingo, 10 de octubre de 2010

Lo amó como nunca antes lo había amado. Se sumergió en sus ojos y recorrió su nariz. Exploró cada uno de los rincones de su cuerpo. Besó cada una de sus cicatrices. Amó cada una de sus estrías. Lo amó completo, lo amó al instante.
Había esperado tantos atardeceres para disfrutarlo, para compartir con el ese sábado como hace tiempo no lo esperaba, como hace tanto tiempo que no lo hacían.
La miel de sus ojos se vaciaba sin detenerse, cual río que hace tiempo no lleva agua, cuál gacela que lleva tanto tiempo encerrada. Lo amó como nadie desde ese día, accidente lo había amado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario