Están los que usan siempre la misma ropa, están los que llevan amuletos, los que hacen promesas, los que imploran mirando el cielo, los que creen en supersticiones. Y están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas, los que siguen jugando cuando se les acaba el aire, los que siguen luchando cuando todo parece perdido, como si cada vez, fuera la última vez. Sufren, pero no se quejan porque saben que el dolor pasa, el sudor se seca, el cansancio se termina. Pero hay algo que nunca desaparecerá, la satisfacción de haberlo logrado. En sus cuerpos hay la misma cantidad de músculos, por sus venas corre la misma sangre, lo que los hace diferente es su ACTITUD, la determinación de alcanzar la cima, una cima a la que no se llega superando a los demás, sino superándose a uno mismo.
viernes, 27 de agosto de 2010
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