Volando por un mar de eternas soledades
maldigo el instante en que las esperanzas
abandonaron mis sueños y culpo a la melancolía
por presentarme a sus dos amigos mas usureros
que he conocido, "las penas y los olvidos".
Y en el bar de estos desagradecidos brindo
porque lo necesito, aunque el cristal corte
y mi labio sangre, brindo por haberte conocido
en el bar de "penas y olvidos" donde cada tanto
me marchito y hasta sueño con delirios,
pensando en que un día volveré a verte
y te acordaras de quien he sido.
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