Ya no sueño con casas, ni rios, ni arboles, montañas o flores. no sueño con un perro, un gato o cualquier animal, no sueño con praderas ni flores, ni olor a primavera, ni comidas ricas y grasosas. Ya no sueño, no sueño nada, ni quiero soñar nada.
Siempre crei que era mejor tener pesadillas, para no tener esa desilución al despertarse cuando uno sueña eso que tanto anhela.
jueves, 19 de agosto de 2010
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