jueves, 19 de agosto de 2010

Ya no sueño con casas, ni rios, ni arboles, montañas o flores. no sueño con un perro, un gato o cualquier animal, no sueño con praderas ni flores, ni olor a primavera, ni comidas ricas y grasosas. Ya no sueño, no sueño nada, ni quiero soñar nada.


Siempre crei que era mejor tener pesadillas, para no tener esa desilución al despertarse cuando uno sueña eso que tanto anhela.

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