viernes, 24 de septiembre de 2010
Abrió los ojos para descubrir que no estaba soñando, abrió los ojos para descubrir que la realidad a veces era mejor que los sueños, y los cerró de nuevo, fuerte fuerte, y deseó instantes eternos, sonrisas de ésas que no tienen fecha de caducidad, justo como ésa que en ese instante se dibujaba en su cara... Abrió una vez más los ojos, y se encontró con otros ojos, igual de mágicos, con ese brillo inevitable que sólo tienen quienes aman...
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