viernes, 8 de octubre de 2010

Una noche como pocas, empezó con una copa de vino, termino en tu&yo, nada más.
Me encanta escuchar tus sueños, lo podría hacer toda la noche. Es como escuchar un cuento nuevo cada día, y al mismo tiempo estar escribiendo el nuestro.
Creías que escuchábamos el silencio y lo disfrutábamos, lo hacíamos un poco, pero para mí no había silencio, tus sueños escapaban de tus ojos y arrancaban sonrisas de chocolate que se volvían carcajadas. Entonces me veías extrañado porque me reía sola y tu silencio se deshacía.
Poco a poco fuiste cayendo dormido, y el volúmen se hacía más alto. Las gotas de sueños colgaban de tus pestañas, yo guardé algunas, para recordar y tenerte en tu ausencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario