miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mi manera de recordarte es olvidar ese sueño que tengo algunas noches en el que veo tu cuerpo vacío de ti. Es olvidar ese lugar donde debería buscarte pese a dudar si estás realmente allí. Es no volver al lugar dónde solías estar. Es fingir que no escucho a otros decir cuánto te añoran. Mi manera de recordarte es no llorar. Es no pronunciar tu nombre. Es vivir como si todo siguiera igual. Mi manera de recordarte es no pensar que ya no estás. Es levantarme cada mañana pensando que tú aún estás aquí, aunque no te pueda ver. Las mismas rutinas, los mismos problemas de siempre, la misma manera de pasar el tiempo para evitar pensar en lo mucho que puede doler una realidad. Esa mentira que he creado para recordarte, para no tener que aceptar que hay veces que decir adiós no basta, que hay vacíos que jamás se llenarán con nada. Y, aunque por fuera todo parezca estar bien, por dentro se que algo ha cambiado. Tengo ahora en el pecho un hueco del tamaño de los días que llevo sin verte. A veces duele un poco, a veces palpita. A veces me suplica que deje de fingir, que llore. Sube a mi garganta y hace un nudo a su alrededor. Entonces se escapa una lágrima, quizás dos. Me quedo un rato muy quieta, cierro fuerte los ojos y, cuando el nudo se deshace, los abro y finjo que no ha pasado nada. Yo no sé vivir en ese mundo real en el que ya no estás, no quiero verlo, no quiero tocarlo. Quiero seguir aquí, dónde aún te tengo a mi manera. Dónde sonreír no duele tanto y la vida parece casi tan normal como antes, casi como cuando tú estabas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario