de las sonrisas y bostezos que coleccionamos durante apenas unas horas, haría un cohete,
un cohete enorme y lo lanzaría hasta el otro extremo del universo, que atravesase las estrellas y la basura espacial, para que nadie pudiese tocarlos, ni verlos, ni sentirlos y sólo tu y yo pudieramos deslizarnos con esas palabras, esas sombras y ese calor.
Estamos solos en esto, más bien, estamos 'juntos' en esto, y en cuanto esa palabra pierda su sentido, sólo habrá sido una meta más en el juego con nuestra propia canica, y la mano y la piedra habrán sido sólo un flash, no, un falsh no, una estrella fugaz sustituta de nuestro gran y enorme cohete. Prometiste que soñar, me saldría gratis.
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