Después de todo lo que he tenido que pasar aqui sigo, si, en pie e intentando sonreir. Sigo aguantando ciertas cosas y ciertas personas que me abren las heridas pero no voy a dejar que me afecte ya nada. Quiero agradecer a esas personas que están ahí día a día ayudandome a dar otro pequeño pasito hacia la felicidad, pero también quiero agradecerle a toda esa cantidad de gente con que me ha hundido hasta el fondo y no me ha dejado salir, los que me han empujado para que me callera de bruces contra la cruel realidad y me diera cuenta de todo. Gracias a todos los que me han humillado alguna vez, criticado, burlado o puesto podre simplemente. Pero sobretodo, gracias a esa gente con la que pensé que podía contar y en cuanto me di la vuelta desapareció. Sin olvidarme de esas pocas personas que juegan a dos bandas y de las que no sabes si te puedes fiar. Y para terminar, gracias a esas en las que sigo confiando y me siguen fallando y aun a estas alturas piensan que yo no lo sé. Por supuesto, de esta última ya no sé ni qué esperarme. Después de todo...¿Ahora sueltas esa burrada? ¿Crees que me voy a sentir mal? Pues, ¿sabes realmente cómo me siento? Me siento enfadada, furiosa. Soy así. Soy una borde. Siempre lo seré. Y lo siento, no puedo cambiar, es mi personalidad. Ahora no digas que te la he copiado.
Esto es la gota que colmó mi rebosante vaso de paciencia. Gracias.
Btw, esta entrada no merece comentarios, ni siquiera mereció ser escrita.
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