lunes, 14 de febrero de 2011

Me hubiera gustado decirte tantas cosas... Pero en el momento que debía decirlas no lo hice. Se me quebraba la voz cada vez que te veía. Se me aceleraba el corazón. Me ponía nerviosa. Mucho, además. Y debí decirte tanto... Debí decirte que me enamoré de ti. Yo te quería de verdad. Debí decirte que eras perfecto. Eras especial. Debí decirte que me hiciste daño muchas veces, pero que aun así, te quería. Y lo peor es que te quiero. Y no te entiendo, ¿vale? No. Y aunque pudiera no lo haría. Solo quiero que vuelvas y me digas "eh, te quiero". Y sonreírte, y abrazarte, y quererte otra vez, quererte como nunca. Y si llueve yo también lo hago. Porque me duele dentro. Me duele lo que hiciste y aun así, soy muy tonta. Soy una pringada y te quiero. Y ahora estoy mejor, mucho mejor sin ti. Sin tus idioteces, sin tus enfados tontos. Sin ti. Pero estoy tan sola... Tan sola y con tanta gente. Nadie logra entender esto. Nadie lo hará nunca. Ni siquiera tú. Pero me gustaría que estuvieras ahora y que me abrazases, que sabes que con eso me bastaría.

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